Los rastros de la violencia para veinticinco habitantes de Ocaña, Norte de Santander, intentan quedar en el olvido. Ahora, sus esfuerzos se concentran en obtener su sustento diario a través de los emprendimientos con los que buscan tener otro proyecto de vida.
Artesanías, confecciones, alimentos y otras líneas productivas les permiten a estos emprendedores tener una nueva ilusión, para alejarse de los ‘fantasmas de la violencia’, como algunos de ellos describen el triste episodio que tuvieron que soportar por cuenta del conflicto armado.
Precisamente, el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), a través de la Agencia Pública de Empleo, ofreció la Feria Sembradores de Paz, con la que estas víctimas exhibieron y comercializaron sus productos de manera directa a los consumidores.
“Con esto les damos la visualización de la marca de cada uno de ellos (emprendedores). Interactuaron de manera directa con el consumidor final y así los dimos a conocer. Lo importante de esta feria es que se brindó una nueva oportunidad comercial a esta población víctima”, explicó Carlos Arturo Contreras Monroy, director (e) de la Regional Norte de Santander.
Laudid Fabiana Sanabria Bacca fue desplazada por la violencia, ahora pasa sus días entre cortes, patronajes, diseños y tijeras.
“Siempre me enseñaron que debía tener una iniciativa empresarial, que no podía ser siempre empleada, sino empleadora. Estudié un programa técnico de Diseño Patronista en el SENA y desde 2019 tengo mi negocio Gabarit de Moda, en el que creó prendas para dama”, explicó Sanabria.
La emprendedora le agradeció al SENA el espacio que le dio en la feria, junto con las otras veinticuatro víctimas, por la oportunidad de fortalecer sus negocios.
“Las víctimas queremos avanzar, no quedarnos en eso que vivimos. Por eso es muy importante lo que hace el SENA por nosotros”, insistió Laudid Sanabria.