Así que, explorar desde La Guajira, con su tradición wayú, hasta el paraíso verde del Amazonas y ese imponente río, que lleva su mismo nombre, así como probar el mojojoy, uno de los platos característicos de su gastronomía, es un deleite por donde se le mire. Pero sucede lo mismo cuando nos enfrentamos al poderoso Pacífico colombiano, cargado de ecosistemas únicos como los que abundan en el Chocó, y el Macizo Colombiano en el Cauca, junto con toda su riqueza hídrica. Ni que decir de la magia del Valle del Cauca, Nariño, los Llanos Orientales y Antioquia, por citar apenas una muy pequeña muestra de todo este vasto patrimonio que nos cobija.
Estos grandiosos lugares son un vivo reflejo de los hombres y mujeres que los representan, embajadores de su idiosincrasia, cosmovisión y cultura. En efecto, cada uno de ellos proyecta el impresionante talento que existe y emerge de sus territorios, en los cuales hemos podido comprobar la importante labor que realiza el SENA en todos los ámbitos y sectores.
Por ejemplo, desde la educación, gracias a sus programas de formación (técnicos y tecnólogos) y certificación por competencias; el emprendimiento, a través una estrategia poderosa para acompañar a los colombianos del campo y la ciudad, que sueñan con convertir una idea de negocio en una empresa real. Y desde la intermediación laboral para conectar el talento con las oportunidades, para que los buscadores obtengan un empleo digno y sean la respuesta a las necesidades del sector productivo nacional.
Esta estrategia se convierte en un impresionante catalizador para seguir expandiendo todo el quehacer de la Entidad. La artesana Patricia Miranda es una muestra de este importante ejercicio. Oriunda de Nobsa, Boyacá, certificó sus competencias en bordado, luego en telares y ahora lo está haciendo en tejido con aguja: en croché, que es la técnica que maneja. "Este proceso de certificación en el SENA me cambió la vida, pues al incluirlo en mi hoja de vida, le ha dado más valor, soporte y credibilidad a mi trabajo, lo cual les brinda mayor confianza a mis clientes al momento de buscarme para desarrollar cualquier proyecto. Además, mi trabajo lo he dado a conocer por medio de las redes sociales y esto me ha permitido vender mis productos y trabajar todo este tiempo de pandemia", explica.
La historia de Luis Castillo y de Gustavo Rodríguez, son otro par de buenos ejemplos, pues encontraron el SENA de Girardot (Cundinamarca) una oportunidad de formación en procesos turísticos, a través de la cual indican que le "dieron un giro radical a sus vidas". Señalan que han aprendido de gastronomía, rutas turísticas, avistamiento de aves, atención al cliente-turista y agroindustria, con temas vinculados al café. Con este proceso de aprendizaje se le dio prioridad a la comunidad víctima y desplazada, y a los líderes agrícolas.
Ricardo Cardoso, creador de Agropecuaria El Madroño, en el municipio de Yaguará, Huila, cuenta que pudo hacer realidad este sueño de una productora de leche y ganado de engorde de alta calidad, gracias al apoyo del Fondo Emprender. "Es ganadería que se desarrolla bajo estrictos estándares ambientales, implementamos arborización en los potreros y abono orgánico", explica. En la actualidad producen 100 litros de leche diarios y han generado tres empleos directos. "El SENA ha sido fundamental en nuestro proceso de crecimiento, los recursos que nos asignaron por $124 millones y el acompañamiento en todo nuestro desarrollo", puntualiza el emprendedor.
Cómo no admirar a estos colombianos: jóvenes, mujeres, campesinos, personas con discapacidad, quienes a pesar de las dificultades sueñan con un futuro mejor para ellos, para sus comunidades y sus regiones. Por eso, construir en equipo, a través de nuestras 33 sedes regionales, y acompañarlos en este proceso representa un reto mayor, pues nuestro deseo es co-crear en todos los sentidos: desde la educación, el emprendimiento y el empleo para impulsar la reactivación y llevar a nuestro país a otro nivel de la mano de los protagonistas de los territorios.