La identidad caucana está tejida con hilos de fique y en los últimos años, esta planta ancestral ha sido el sustento de miles de familias de la región Andina y con la que se tejen alpargatas, mochilas, entre otros elementos, para su comercialización. En el departamento del Cauca cerca de 4 mil familias se benefician de su cultivo, transformación y comercialización.

Entendiendo la importancia que tiene para el departamento esta planta, el SENA a través del Centro Agropecuario, ha impulsado diversas iniciativas para el fortalecimiento de esta cadena productiva, con acciones de formación, certificación de competencias laborales y el impulso a la mesa intersectorial.

Así lo explica Andrés Collazos Robles, subdirector del Centro Agropecuario, "hemos aunado esfuerzos con diferentes Entidades públicas y privadas, para desde diferentes áreas mejorar las condiciones de producción y transformación de esta materia prima. Así mismo buscamos, en conjunto con la Secretaría de Agricultura del Departamento, la generación de un espacio técnico que permita desarrollar la parte normativa para su comercialización".

Para la comunidad indígena Nasa que habita el territorio en el cabildo de San Lorenzo, Caldono, la cabuya como también se conoce se ha convertido en una alternativa económica y en un constructor de esperanzas de paz, por ser el insumo primario de diversas iniciativas de desarrollo productivo, que permitirá superar los difíciles años del conflicto social y armado que golpeó duramente a la población de esta zona del país.

Por ello, el Fondo Colombia en Paz, a través del programa Colombia sostenible, ha impulsado un proyecto para el mejoramiento de la productividad del fique, fortaleciendo la capacidad técnica y ambiental de este producto, para lo cual, ha contado con el apoyo del SENA Regional Cauca en diversos momentos de su implementación.

Como resultado de esta acción interinstitucional ochenta fiqueros de Caldono, evaluaron y certificaron sus competencias laborales en el corte, la desfibrilación y fermentación lo que les permite cualificar su labor.

La comunera Adriana Yuleimy Güetio, quien pertenece a la asociación ´Jóvenes en Minga Económica´, realizó el proceso de certificación y relató, "el aprendizaje más significativo de esta experiencia tiene relación con implementación de las buenas prácticas de producción para la conservación del medio ambiente, evitando la contaminación de los ríos. Así mismo, se adquirieron conocimientos para el aprovechamiento de materiales como el bagazo, los que antes eran desechados, ahora se usan para el abono de diferentes cultivos".

Y continuó "es importante destacar la importancia que tiene para nosotros validar la experiencia que se ha tenido durante cerca de tres años, lo que garantiza la calidad de los procesos y productos que elaboramos, permitiendo que nuestra asociación crezca y que los procesos comunitarios se fortalezcan para contribuir a la paz y al desarrollo del territorio".

 Con estas acciones continuamos generando esperanza, paz  y oportunidades económicas para superar los efectos del conflicto, con una apuesta de ecológica y de agricultura orgánica que beneficiará a toda la comunidad.