​Con Formación del SENA, 32 víctimas del conflicto armado, actualmente se ocupan laboralmente en oficios que les generan ingresos para sostener sus familias, que en su gran mayoría hacían parte de los índices de desempleo en el área metropolitana de Bucaramanga, al no contar con un empleo formal, por razones relacionadas con su perfil académico, experiencia laboral, o por tratarse de personas mayores a 60 años de edad. 

Ahora recibieron su certificado que les acredita haber cursado una formación en Básico en Ventas y Emprendimiento, conocimientos que les ayudará notablemente en sus unidades productivas, que van desde venta de comidas, confecciones, calzado y químicos, entre otros. 

María Elena Isaza Zabala, oriunda de Puerto Wilches (Santander), víctima del desplazamiento por la violencia que azotó en su momento a esta región, indicó, “Nunca tuve la oportunidad de estar en un colegio, y esa experiencia es muy gratificante para mí, porque aunque me dedico a vender empanadas, tinto, y gaseosa desde hace muchos años, aprender a que, del servicio al cliente depende que aumenten mis ventas, ahora con el SENA sé que estaba equivocada”. 

Y es que María Helena, al igual que sus otros compañeros, no sólo recibió capacitación por parte del SENA, pues el convenio con la Cruz Roja Internacional, comprende adicionalmente el suministro de materia prima, insumos, maquinaria pequeña, equipos, entre otras. “Me dieron neveras y sombrillas, que hacen ver a mi negocio más bonito y mantener a la clientela feliz, con bebidas siempre frías”, puntualizó Isaza Zabala. 

En promedio los beneficiarios recibieron, dependiendo la idea de negocio, entre dos millones y dos millones 500 mil pesos para el fortalecimiento de la unidad productiva, que impacta favorablemente en la economía familiar. 

Luis Armando Mosquera, oriundo del Chocó y radicado en Bucaramanga, también víctima del desplazamiento forzado, se dedica a la jardinería desde hace más de 15 años, oficio que aprendió y que maneja a la perfección, pero no contaba con las herramientas idóneas para desarrollar bien su labor “Quedé sorprendido con estas ayudas que nos brindaron en el SENA y la Cruz Roja, realmente me está yendo mucho mejor, los trabajos se me facilitan y me rinde mucho. Estoy pensando en, más adelante, brindarles trabajo a otras personas que como yo lo perdieron todo, y se encuentran en una ciudad que no conocen. Me siento muy agradecido”, recalcó. 

A su paso, Luz Estela García Carrillo, beneficiaria del convenio, manifestó, “Estas capacitaciones fueron de mucho aprendizaje, hago las mejores empanadas que hayan probado, con un valor agregado que quizá no hayan conocido. Tengo más de 50 años de edad y me di cuenta que nunca es tarde para aprender, por eso quiero seguir capacitándome en el SENA,”. 

Los beneficiarios recibirán acompañamiento durante seis meses posteriores a la entrega de los bienes, para lo cual el CICR y el SENA efectuarán visitas a los beneficiarios en su unidad productiva, con el fin de realizar entrevistas de monitoreo. Durante estas visitas, se identificarán los problemas y se buscarán soluciones.