Butifarra, chorizo y chicharrón a base de mariscos, son algunos de los alimentos innovadores creados por un grupo de pescadores víctimas de la violencia, a partir de la formación SENA en los programas de Procesamiento Artesanal de Pescados y Mariscos, Contabilidad y Emprendimiento.
Ellos crearon la unidad productiva ´Embupez´, basada en un modelo de encadenamiento asociativo, a través de la que 8 familias, se distribuyen las labores de pesca, trasformación y comercialización de los productos alimenticios a base de pescados.
Los productos son comercializados en tiendas de Soledad y Barranquilla.
“La faena de pesca puede durar entre 18 horas y hasta tres días de navegación por el río. Comercializamos una parte del producto en el mercado y la otra la fileteamos, le sacamos la pulpa y hacemos productos frescos, naturales, sin conservantes”, expresó Luis Enrique Mejía, aprendiz de la regional Atlántico.
Él se forma en el marco del programa
SENA Emprende Rural (SER), a través del que la entidad llega a las zonas más vulnerables.
Además agregó, “Realmente ahora nos sentimos mejor, el SENA nos ha enseñado a sacar las cuentas, a vender bien pero, además, a sacarle más provecho a nuestro producto, pensar en empresa, porque el SENA es una oportunidad para aprender a negociar, a trabajar”.
Libardo Mejía, hermano de Luís, recuerda que a la edad de 7 años ya pescaban. Sus abuelos, padre, hermanos y vecinos también realizaban este oficio que es tradicional en Nueva Venecia, corregimiento ubicado en medio de la Ciénaga Grande de Santa Marta (Magdalena).
Esta tierra, cuyo nombre le hace homenaje a la icónica ciudad italiana y que cuenta con cerca de 400 casas, en cuyas puertas no puede faltar una canoa amarrada, fue golpeada por el dolor y la soledad en noviembre del 2000, cuando un grupo alzado en armas se tomó el pueblo.
“Todo quedó vacío, después de eso nos desplazamos y eso marca mucho porque cuando uno sale deja la vida que llevaba. No sabíamos hacer otra cosa que pescar, sobre todo encontrar la forma de hacer lo mismo en otro lado y sobrevivir con lo poco que se sabe”, dijo Libardo.
Llegaron a Soledad (Atlántico), donde siguieron ‘navegando’ en búsqueda de mejores oportunidades gracias a la pesca en el Río Magdalena, en el que principalmente obtienen Mojarra y Bocachico, entre otras especies. Hoy reciben el acompañamiento del SENA y de la Oficina de Competitividad del municipio.
“Es muy importante seguir brindándole herramientas a las poblaciones más vulnerables para que emprendan sus sueños y allí la formación gratuita SENA, pertinente según la vocación productiva, se convierte en la punta de lanza para la generación de oportunidades”, aseguró Jacqueline Rojas Solano, directora del SENA en el Atlántico.
En el primer semestre del 2018, el SENA ha formado a 26.328 víctimas de la violencia en el departamento del Atlántico.