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  • Innovación y Tecnología

    El SENA obtiene patente de invención de biopolímero a base de cáscara de maracuyá

    Villavicencio (Meta)
    lunes, 15 de marzo de 2021
    El proceso de innovación aprovecha el 70% de la fruta generalmente desechado.
    En promedio cada año más de 39 mil toneladas de cáscara de maracuyá son desechadas en el Meta, la Instructora Luz Stella Henao, busca producir con ellas bolsas biodegradables.

    Luego de una investigación durante 8 años y gracias a la dirección de la instructora Luz Stella Henao Díaz del Centro Agroindustrial del Meta; personal del SENA patentó el proceso de fabricación de un bioplástico a base de cáscara de maracuyá; a diferencia de sus principales competidores en el mercado colombiano, que utilizan como materia prima para su fabricación, papa, yuca y maíz; esta innovación usa material generalmente arrojado a las basuras o que es utilizado en la creación de fertilizante.

    La Patente de Invención registrada por el equipo de investigación del SENA ante la Super Intendencia de Industria y Comercio, entidad encargada de la regulación en Colombia, mediante resolución 6925 de 2021; comprende los derechos de propiedad intelectual bajo el título de "MATERIAL BIOPLÁSTICO BIODEGRADABLE OBTENIDO A PARTIR DE ALBEDO DE CÁSCARA DE MARACUYÁ Y PROCESO DE OBTENCIÓN DEL MISMO", lo cual faculta a la entidad más querida por los colombianos, para continuar en su investigación, desarrollo y producción; además, la hace beneficiaria de las potenciales ganancias que su posterior comercialización pueda generar, tanto en Colombia como en el exterior.

    La ingeniera de Alimentos e instructora del área de Agroindustria, Luz Stella Henao Díaz relató cómo logró la idea: "El 70% de peso total del maracuyá normalmente es desechado; es allí donde mi experiencia como madre de 4 hijos influyó en mi actuar profesional, pues como madre busco aprovechar cada gramo de nuestros alimentos; por lo que inicié usando la cáscara como agente espesante de jugos, la producción de bocadillo y de películas comestibles. Fueron estas últimas las que me llevaron a investigar su aplicabilidad en el área de los plásticos biodegradables".

    Para la producción de este biopolímero, la cáscara es sometida a una hidrólisis ácida por calentamiento, luego son añadidos plastificantes e impermeabilizantes orgánicos y humectantes; para finalmente pasar por un proceso de secado. Todo el proyecto por el momento es desarrollado de manera artesanal, esperando ser extrapolado posteriormente a un proceso industrial.

    Las bolsas, producto de este proceso, pueden ser usadas para transportar productos secos, pues al ser expuestas a la humedad inician su proceso de degradación sin generar ningún tipo de toxina; siendo más resistentes que las bolsas convencionales de papel. Además, una vez degradadas pueden ser utilizadas como fertilizantes orgánicos o tratadas nuevamente para la construcción de materas u otros utensilios.

    En promedio el SENA invirtió para este proyecto $95 millones en cada una de sus tres fases de investigación, provenientes del programa SENNOVA; habiéndose integrado inicialmente un equipo de profesionales que diseñó el proceso; luego se adquirieron equipos y materiales para probar con diferentes métodos de producción; y finalmente se generaron prototipos que confirmaron la resistencia y viabilidad del material.

    "El principal atractivo de nuestra invención radica en que para su fabricación es utilizado material considerado como un desecho en los procesos de producción industrial de la pulpa o en la fabricación de jugos; mientras que contrapartes como las bolsas hechas a partir del almidón de yuca, papa o maíz, deben sacrificar el material que originalmente es pensado como un alimento; este hecho también hace que pueda ser superada la desventaja de los costos en su producción, frente a los productos derivados del petróleo; pues en sí misma la cáscara no tiene precio, luego de que la pulpa es aprovechada", afirmó la instructora del Centro Agroindustrial del Meta.

    El Sistema de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación del SENA, SENNOVA, dispone de más de $10.000 millones anuales para financiar y promover proyectos de innovación en los centros de formación, a través de su línea programática Fomento a la Innovación


    Oficina de Comunicaciones SENA-Regional Meta, Yovardo Parra Cañas
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