Las montañas del Quindío esconden un tesoro: en las calles coloridas de Pijao se encuentra 'El Patio' vivero/café. Los visitantes hallan en María Ligia Villamil, su propietaria, todo el conocimiento ancestral para aliviar enfermedades a través del uso de plantas medicinales.

Al llegar al vivero es inevitable encontrarse de frente con el olor agradable de plantas y flores de diferentes tipos. Doña Ligia, como es conocida en el pueblo, posee una notable experiencia adquirida a lo largo de los años, puesta al servicio de la comunidad con su vivero de aromáticas orgánicas y recetas oportunas para sanar con plantas, como la conocida pomada de coca y marihuana.

Es campesina y víctima del conflicto armado desde el año 1994. Hoy le apuesta a lo natural como método para el cuidado de la salud. "Existen las aromáticas digestivas. Si me dicen que es que está muy estresado, le doy una relajante. Si me dicen que es que tiene un cólico muy horrible, le doy una para los cólicos. Acá manejamos las aromáticas según para cada enfermedad", afirma Ligia Villamil.

La mujer cuenta con más de 80 certificados que evidencian el interés constante por innovar desde su emprendimiento. Agradece la formación que ha recibido del SENA, pues ha adquirido habilidades para el desarrollo de productos innovadores en su vivero. "Los instructores han venido con conocimiento que nos ha servido para estructurar las huertas orgánicas de aromáticas y la creación de la pomada de coca y marihuana que ha tenido grandes resultados", expresa.

Pijao, como muchos lugares de Colombia, fue víctima del conflicto armado: el 25 de octubre del 2001 un grupo armado se tomó el municipio, dejando un recuerdo desolador. Este territorio logró pasar esta página de dolor por medio del trabajo comunitario y social.

Hoy es un municipio tranquilo y paciente donde la gente vive una vida serena. Incluso, es la primera ciudad latinoamericana en sumarse a la red 'Citta Slow', una certificación internacional que tiene como objetivo defender y reconocer los lugares que viven pacíficamente y se desarrollan de manera sostenible, respetando la naturaleza de sus habitantes y la cultura de cada lugar.

"La fe, el amor y el conocimiento son tres cosas fundamentales para utilizar las plantas en la medicina. Yo creo que eso es lo primordial en nuestro emprendimiento", manifiesta doña Ligia, quien impulsa su unidad productiva junto a instructores CampeSENA.

Por medio del SENA encontró la formación oportuna para posicionar 'El Patio' como un escenario comunitario que representa una alternativa a la medicina tradicional, donde todo crece orgánicamente y las aromáticas se hacen directamente de 'la mata al pocillo'.