En el Centro de Materiales y Ensayos de la Regional Distrito Capital
del SENA, ubicado en pleno corazón de Bogotá, se tejen historias de sueños
cumplidos. Rocío Buitrago, con sus 60 años rebosantes de vitalidad, comparte su
emoción por ser parte de esta institución que no conoce límites de edad ni de
sueños.
“El SENA no tiene edad”, exclama Rocío.
Para ella, la vida es un continuo aprendizaje y ha encontrado en esta entidad
el espacio perfecto para seguir creciendo. Actualmente, se dedica al Técnico en
Joyería Armada bajo la guía de la instructora Nardy Getiva y rodeada de
herramientas y compañeros que comparten su pasión por las artes manuales.
Rocío no solo se queda en su aprendizaje personal; es una embajadora
entusiasta para que todas las personas, sin importar su edad, se sumen al
camino del conocimiento y la profesionalización. "Invito no solo los
jóvenes, sino a las personas de mi edad, a que se animen a vivir de verdad la
vida, a que se sientan activos, a que aprendan, a que vendan”, afirma con
la alegría que la caracteriza.
Su historia se entrelaza con la de Ana Mabel Ruiz Bernal, una
contadora pública de 65 años con raíces en Bogotá. Su vida ha estado marcada
por la pasión hacia la orfebrería, un amor que ha cultivado desde joven y que
ahora florece. Animada por el apoyo incondicional de sus hijos, Ana Mabel se
embarcó en la realización de uno de sus más grandes anhelos: estudiar Joyería.
"Que no piensen en la edad para comenzar a estudiar", aconseja Ana Mabel con sabiduría. En el Centro de Materiales
y Ensayos, ambos testimonios se conjugan en una narrativa de superación, sueños
realizados y el constante deseo de crecimiento personal.
El SENA es más que una institución de formación, es un lugar donde
las edades se borran y los sueños se hacen realidad. Con sus puertas abiertas
para todas las personas, invita a cada individuo a descubrir su potencial, a
aprender sin límites y a construir un futuro lleno de logros y satisfacciones.
En este centro de aprendizaje, donde las canas son símbolo de
experiencia, cada día es una oportunidad para ser productivos, útiles a la
sociedad y, sobre todo, felices. El mensaje es claro: el SENA no tiene edad,
solo tiene la voluntad de avanzar hacia un mejor futuro de quienes desean
crecer, aprender y alcanzar sus metas, sin importar cuántos años hayan vivido.