Andrea Silva Ramírez, de 24 años, vivió con su hermana y padres en medio de la violencia durante varios años. Lamentablemente, a la temprana edad de 7 años, fueron desplazados por grupos al margen de la ley junto a su familia, hasta llegar a la vereda La Concepción en el municipio de Santa Rosa Sur de Bolívar.
Allí, recurrieron a un tío en busca de alojamiento, quien les cedió un terreno para construir una vivienda y comenzar un nuevo proyecto de vida.
Desde sus primeros años, Andrea asegura que "fueron duros" y, junto a sus familiares, se esforzaban por obtener recursos para salir adelante. Estudió primaria y bachillerato en el corregimiento de Fátima y, junto a su hermana, se levantaba temprano cada día para asistir a clases. Andrea siempre tuvo claro que el estudio sería su herramienta para superar las dificultades económicas y la falta de oportunidades.
Después de graduarse como bachiller, Andrea soñaba con dedicarse al sector agropecuario, pero era consciente de que carecía de los recursos necesarios para continuar su formación académica. Por eso, en el año 2018, vio en el SENA una oportunidad para salir adelante. Junto a su hermana, se formó como técnica en Producción Agropecuaria y, posteriormente, como tecnóloga en Gestión de Empresas Agropecuarias.
Durante su formación en el año 2022, Andrea conoció el Fondo Emprender gracias a sus instructores. Criada en el campo, siempre ha estado inmersa en las labores agrícolas y su sueño ha sido contribuir al bienestar de los campesinos, promoviendo la tecnificación y el cuidado de los recursos naturales. Motivada por esta pasión, decidió que su emprendimiento debía estar relacionado con la agricultura. Así nació la empresa 'Cerditos La Victoria'.
En el año 2023 se orientaron y entrenaron a 2.790 emprendedores víctimas del conflicto armado. Durante ese mismo periodo, 20 planes de negocios fueron beneficiados con recursos del Fondo Emprender, alcanzando un valor total de más de 1.776 millones de pesos. Estas iniciativas generaron 71 empleos directos en Bolívar.
Esta destacada emprendedora se dedica en su empresa a la cría y comercialización de cerdos. Aunque al principio asegura que "no fue fácil", gracias al Fondo Emprender, Andrea encontró la oportunidad para materializar su idea de negocios.
Tras someter su proyecto a consideración ese mismo año, y con el apoyo recibido, su propuesta fue aprobada y recibió del Fondo más de 79 millones de pesos. Estos recursos fueron destinados a la inversión en infraestructura, semovientes, materia prima y el pago de nómina.
Su factor innovador fue la creación de un biogestor para darle un uso adecuado a las porcinazas, así como el reciclaje de llantas para construir las divisiones en el área de cría de los cerdos recién nacidos.
Los animales se alimentan principalmente con concentrados, que representan el 80% de su dieta, mientras que el 20% restante proviene de alimentos producidos en la finca. Los cerdos son vendidos después de alcanzar los 40 días de nacidos.
Andrea expresa con determinación: "Lo importante es mantener una actitud positiva; aunque enfrentemos adversidades, siempre podemos salir adelante. Es válido soñar. El SENA hace realidad nuestros sueños. Debemos buscar oportunidades, y el Fondo Emprender nos respalda".
Además, compartió: "'Cerditos La Reserva' me ha brindado todo; trabajo en familia y gracias a mi empresa pude afrontar una enfermedad que afectó a mi madre. El emprendimiento me permitió superar esa situación."
Andrea percibió en la cría de cerdos una oportunidad de negocio debido a la necesidad de disponer de una empresa local que ofreciera estos productos. Los campesinos y empresas de la zona se veían obligados a adquirir cerdos de otros departamentos, lo que resultaba en costos adicionales.
Además, gracias a su formación en el ámbito agropecuario y sus estudios sobre mercadeo y las necesidades del campo, decidieron enfocarse en la porcicultura. Se percataron de que, aunque anteriormente se había practicado la cría de cerdos en la zona, carecía de tecnificación.
En un futuro, Andrea espera seguir expandiendo su negocio y poder exportar sus productos a municipios cercanos como Arenal, Cantagallo, Morales, San Pablo y Simití, así como también a lugares más grandes como Bucaramanga y Aguachica.