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En un mundo donde los obstáculos a menudo parecen insuperables, el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), brilla como un faro de esperanza y oportunidad para aquellos que buscan forjar un futuro mejor. Las historias de Johan Alexis y Jorge Iván son testimonio viviente de esta realidad, donde la determinación, el coraje y la inclusión están presentes. 

Johan Alexis, quien padece una discapacidad auditiva, a sus 20 años, encontró en el SENA mucho más que una institución educativa; fue un refugio de oportunidades en un mundo que a menudo parece cerrar puertas a las personas con discapacidad. Su decisión de estudiar en la entidad más querida por los colombianos no solo estuvo impulsada por la necesidad de encontrar un empleo. 

“El SENA me brindó una oportunidad que había estado buscando desesperadamente. Sueño con trabajar en empresas como Tortas del Gordo, la cual he escuchado que contrata personas con discapacidad o en supermercados que apoyan al SENA, donde pueda hacer una diferencia y ayudar a mi familia”, expresó Johan.  

Por otro lado, Jorge Iván, quien sufre una discapacidad física, a sus 19 años, vio en la entidad un lugar donde aprender y crecer en un entorno de apoyo y comprensión. Para él, cada día en el SENA es una oportunidad para desafiar las expectativas y demostrar que la discapacidad no es un obstáculo para el éxito. 

Con determinación en sus ojos y pasión en su corazón, Jorge comparte un mensaje donde invita aquellos que enfrentan desafíos similares: “No dejes que las opiniones negativas te definan. Sigue adelante con valentía y confianza en ti mismo”. 

Johan Alexis Higuita Piedrahita, aprendiz SENA en Asesoría Comercial. 

Jaime Pérez Posada, instructor, es testigo del impacto transformador que la institución tiene en la vida de sus estudiantes y comparte con emoción su formación: “El SENA cambió nuestras vidas de una manera que nunca imaginamos. Nos brindó oportunidades académicas y profesionales que antes parecían inalcanzables”. Además, destaca la importancia del apoyo mutuo y la inclusión en el proceso educativo, donde cada individuo aporta su singularidad y fortaleza. 

El SENA abre un mundo de posibilidades a todas las personas y promueve la equidad. 

Desde el SENA se impulsa una cultura de inclusión y diversidad, donde se valora el potencial de cada persona, independientemente de sus circunstancias. Instamos a todas las instituciones educativas y empresas a seguir este ejemplo, abriendo sus puertas a jóvenes con discapacidad y reconociendo su capacidad para contribuir de manera significativa a la sociedad.